Reseña de “Superman: Arriba, en el cielo”, de Tom King y Andy Kubert (DC/Ovni Press)

Superman: Arriba, en el cielo”, de Tom King y Andy Kubert (DC/Ovni Press)

Look for the girl with the sun in her eyes
And she’s gone

The Beatles

Alto en el cielo

Esta historia de Superman (Up in the Sky, publicada en Argentina por Ovni Press con el título Arriba, en el cielo, 176 págs.), de Tom King y Andy Kubert (con tintas de Sandra Hope y color de Brad Anderson), fue pensada para ser serializada en una antología que se vendía en una cadena de supermercados. Pero, más allá de la movida de supermarketing, es una gran historia con un gran equipo creativo que realmente nos “vende” al Hombre de Acero como el paradigma superheroico que es. Además de ser un aporte a su mitología, al revisitar sus múltiples componentes con nuevos ojos, puede constituir una excelente puerta de entrada al personaje, como lo son también, por ejemplo, la miniserie Superman: el Hombre de Acero de John Byrne o la maxiserie All Star Superman de Grant Morrison y Frank Quitely (ambas disponibles en Ovni Press).

Estructurada en doce capítulos (como All Star Superman, recuperando en parte la alusión a “los doce trabajos de Hércules”, como ya ha señalado Enrique Machuca) de doce páginas, la historieta condensa en cada uno y de manera diversa múltiples significados desde la palabra y desde la imagen. Como es típico en las obras del guionista, hay desperdigadas referencias literarias u homenajes a la tradición historietística (la aparición del Sargento Rock, la carrera contra Flash para ver quién es más rápido, la pelea de boxeo con Mighto, a doce rounds, que remite al célebre cómic Superman vs. Muhammad Ali). También abundan los juegos formales, verbales y gráficos, que no son meros “juegos formales”, sino que son esenciales para transmitir las emociones y las acciones de la trama. La competencia contra Flash, por ejemplo, está narrada en splash pages como si se tratara de una transmisión por una pantalla y, salvo por los globos al comienzo y al final, tiene captions o recuadros de texto que son a la vez el relato y el comentario deportivos de la carrera.

En cuanto a la estructura profunda del argumento, Ángel García ha comentado que Up in the Sky “Recuerda, en concreto, a Centauros del desierto [The Searchers, film protagonizado por John Wayne], obra por la que Tom King siente particular devoción y a la que ha prestado homenaje en otros momentos de su carrera (en La Visión, por ejemplo). Un argumento muy propio de una película del oeste, con los elementos propios del folclore americano visibles a simple vista: gran héroe, joven raptada, enemigo poco elaborado y aventura iniciática de la que aprender nuevas enseñanzas lejos de casa. O, en este caso, arriba en el cielo”. Consultado King en una entrevista sobre si The Searchers era una película racista o una película sobre un tipo racista, contestó que era ambas cosas. De ahí, imagino, que elija hacer de Alice, la niña que Superman tiene que rescatar, una chica afroamericana, al reescribir el argumento del clásico western. Y el hecho de que la llame precisamente Alice incorpora una tercera referencia, la Alicia de Lewis Carroll, en un doble juego tanto con Alice in Wonderland como con Alice through the Looking Glass (novelas de doce capítulos cada una): en la primera, el movimiento de Alicia es “down the rabbit hole”; en la segunda, horizontal “a través del espejo”; en Up in the Sky, “Alicia” será llevada hiperbólicamente hacia arriba, a los confines del cielo.

La decisión de S

Casi por completo una aventura intergaláctica, con ciertas reminiscencias a la saga espacial de fines de 1980 “Superman en el exilio”, Arriba en el cielo nos muestra a un Superman invencible en lo físico, pero psíquicamente vulnerable (aunque también invencible, porque conoce la esperanza). Su parte kriptoniana (Kal-El) es su fuerza física indescriptible que le permite sobrevivir a todo, y su parte humana (Clark Kent) es la fuerza inexplicable que le permite seguir adelante en la búsqueda de Alice (como le hace decir John Byrne en El Hombre de Acero, “Krypton me hizo Superman… pero la Tierra me hace humano”). Eso está tematizado en el octavo episodio (“Hombre y superhombre”, referencia a la obra teatral homónima de Bernard Shaw), historia digna de la Edad de plata, en el que un rayo separa esas dos “personalidades” de Superman, que buscarán imponerse en el duelo dialéctico sobre si hay que continuar o no con la búsqueda de Alice. El kriptoniano dirá: “Cada momento que estoy lejos, las personas están en peligro. Esta misión, una vida, una niña… Es una distracción, una ridiculez”. Ya Clark, al comienzo de la historia, se había planteado la misma cuestión (aunque el tono era distinto), primero hablando con Batman y luego con su padre. En la charla con “Pa” Kent, argumentaba que “Me necesitan aquí, Pa. Tengo que defenderlos. No puedo simplemente ir a buscar a una niña pequeña”, y su padre lo había ido conduciendo a tomar la decisión de rescatar a Alice, desafiando esa lógica más fría y desamorada de kriptoniano de pensar en términos cuantitativos (de beneficio, de “ganancia”), y apelando a la esperanza y en especial a las inagotables esperanzas de los niños, que es algo que Clark le enseñó a su padre.

Esa vulnerabilidad psíquica se ve también en la preocupación por Lois, en un gran capítulo (“Las mil muertes de Lois”) en el que vemos a un Superman sometido a una interminable espera con diversos seres en su misma situación, en una suerte de locutorio interestelar, para que lo comuniquen con la Tierra y tener alguna novedad de su mujer. La (des)atención al público de ese lugar casi hace que pierda su esperanza y compartimos con él su angustia y su desesperación en las páginas pares, y es a la vez divertido y triste y comprensible (y humano) escucharlo decir: “Si pasa una hora más… Lo juro… Ma. Pa. La verdad. La justicia. El modo de vida americano. Voy a tomar este maldito planeta entero y lo voy a arrojar al agujero más negro”. Mientras tanto, en las páginas impares vemos “las muchas muertes de Lois”, que no son más que el miedo de Clark poniendo en página las formas historietísticas de matar a esa mujer, a veces en un accidente, a veces asesinada por el Joker o por Lex Luthor (Kubert es uno de esos dibujantes que puede hacer bien a todos los personajes), y así. Este recurso de narrar paralelismos en las páginas pares e impares está presente también en la penúltima parte, narrando en simultáneo el enfrentamiento de Superman contra el implacable ejército de su enemigo y a los superhéroes en la Tierra intentando detener la avanzada enviada por ese mismo enemigo.

Guionista y dibujante eligen muy bien qué combates mostrar con la exuberante sencillez del estilo de Kubert (la aventura bélica con el Sgt. Rock, la pelea de box con Mighto y toda su violencia o la carrera contra Flash, que revelan “el aguante” de Superman) y cuáles sustraer por medio de la elipsis o rematar en una viñeta, en un golpe. Desde lo verbal, hay ciertas frases recurrentes, ciertos punchlines, como “Eres Superman” (con modestas variaciones) o “Arriba en el cielo” y algunas específicas en algunos capítulos (como la insistente negativa de Superman al villano de la saga, con respetuosa ironía, “No, señor”). Pero hay una que aparece notablemente en cada capítulo (en uno no se explicita, pero se deduce) y resume el espíritu de toda la historieta: “No puedo”. Como en la vida, parecería ser la moraleja, se puede decir “no puedo”, pero se intenta poder. En el capítulo final (“Preguntas y respuestas”, uno de los más emotivos junto con el titulado “solo”, emoción que Kubert transmite a la perfección), Alice le pregunta: “¿Vas a ayudar a todos?”, a lo que Superman responde: “No. Pero voy a intentarlo”. Es una de las tantas preguntas de la nena, que en general sirven para hablar de los héroes y heroínas del Universo DC desde una perspectiva más bien íntima, a las que el superhéroe responderá con inteligencia, corazón y honestidad (¿Cuál es tu Robin favorito?”, “Si pelearas contra Batman, ¿quién ganaría?”, “¿Crees en Dios?”). Ante la pregunta de cómo vuela, Superman se enrosca en una explicación que intenta ser científica, pero que es rematada por Alice con un ingenuo y ocurrente chiste (quizás un guiño un tanto burlón a Stan Lee, que alguna vez escribió: “Cuando Superman vuela, no tiene explicación visible de cómo lo hace. Pero Thor tiene ese martillo… y lo hace girar tan rápido como una hélice”). ¡Excelsior!

Superman: Arriba, en el cielo nos invita a aventurarnos en la emoción, el disfrute y la relectura.

Además de Superman: Up in the Sky, recomiendo estas dos historias cortas de Superman escritas por Tom King: “Of Tomorrow” (dibujos de Clay Mann, Action Comics #1000, disponible en inglés aquí) y “The Special” (dibujos de Paolo Rivera, Superman Red & Blue #6, en inglés aquí y recopilada en español por Ovni Press).

Para comprar Superman: Arriba, en el cielo, clic aquí.

Para escuchar un podcast argentino (Superhumano TK) con un análisis muy completo de este cómic (y de la obra de Tom King en general, uno de los guionistas más originales y personales de los últimos años), clic aquí.

Para leer el poema de Nabokov dedicado a Superman, clic aquí.

Hernán Martignone

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