Reseña de «Gorazde. Zona protegida», de Joe Sacco – Por Mariano Prunes

gorazde tapa españolJoe Sacco. Safe Area Gorazde: The War in Eastern Bosnia 1992-1995/ Gorazde. Zona protegida. La guerra en Bosnia oriental 1992-1995

por Mariano Prunes

 (Este nota fue publicada originalmente en Comiqueando Anuario 2005, pp. 20-22).

Existen por lo menos dos buenas razones para leer Safe Area Gorazde, el excelente reportaje gráfico publicado por Joe Sacco en el 2000. La primera se encuentra  en el libro mismo, en su inobjetable calidad e interés, cualidades  que distinguen todas las obras de este periodista y dibujante norteamericano, ya conocido como el autor de Palestine. La segunda, en cambio, tenemos que buscarla más allá de las 227 páginas del volumen, en un discurso más amplio sobre el rol y las posibilidades de la historieta contemporánea. Es este un discurso relativamente nuevo y aún de terminología incierta; nótese mi expresión “reportaje gráfico” para tratar de describir la obra de Sacco que, como Eisner o Spiegelman antes, desafía los fáciles encasillamientos en los que esta forma de expresión a la que llamamos historieta ha vivido encadenada por casi un siglo –una opresión particularmente tiránica en los Estados Unidos–. Está claro que a estas alturas hablar de “historieta” o peor aún, comic, constituye lisa y llanamente una falta de respeto, no sólo hacia el contenido de muchas de estas obras, sino también al formato de narrar una historia con dibujos y textos. Quizás sea mejor entonces hablar de arte secuencial, como propone McLeod (aunque esa definición conlleva algunos inconvenientes), y luego tratar de describir las distintas categorías o posibilidades expresivas que posee tal modalidad narrativa. Comic quedaría para las historias de superhéroes, novela gráfica para libros como Gen de Hiroshima (Hadashi No Gen) o Una ballata del mare salato y, por qué no, podríamos entonces hablar de Safe Area Gorazde como un reportaje gráfico. 

safe area 1Ya que las definiciones orientan pero no explican, pasemos entonces a explicar en qué consiste este notable trabajo. Safe Area Gorazde es la crónica de la vida en el pueblo bosnio de Gorazde entre 1992 y 1995, durante el período de guerra genocida que tan triste fama dio a la región. No hay que sentirse demasiado en culpa si uno no reconoce el nombre de Gorazde, pero tampoco basta sacárselo de encima con un “Uy sí, me acuerdo, qué despiole fue ese de Bosnia, nunca lo seguí mucho, no se entendía nada”. De hecho, no hay nada casual en la elección de Sacco. A través de los relatos que van surgiendo, que combinan el horror, el humor negro, el coraje, la indignación y la resignación, Sacco convierte a Gorazde, un pequeña ciudad olvidada por dios y por el diablo, en el perfecto microcosmos y metáfora de la guerra de Bosnia, que por la indiferencia que suscitó entre las naciones supuestamente civilizadas (y la total incapacidad que demostraron para solucionarla), así como por el salvajismo xenófobo que la caracterizó,  quedó en la historia como una de las páginas más trágicas y vergonzosas del mundo occidental contemporáneo. 

saccoGorazde es (o era) un pueblo en la parte este de Bosnia, cerca de la frontera con Serbia, que tuvo la enorme desgracia de quedar aislado del resto del país durante más de tres años. Luego de las primeras ofensivas serbias en 1991, la tibia intervención inicial de la UN resultó en la creación de seis “áreas protegidas”, alrededor de ciudades cuya población era mayormente musulmana. En teoría, los musulmanes de la región que habían tenido que escapar de sus hogares durante el ataque serbio podrían refugiarse en una de estas ciudades, bajo protección de la UN. En la práctica, sin embargo, estas áreas se convirtieron en virtuales campos de concentración para musulmanes, completamente rodeados por las fuerzas serbias. La tan mentada protección de la UN no aseguró mucho más que el total aislamiento de estas áreas del resto de Bosnia, ya que las rutas acceso, controladas por las fuerzas de paz internacional y el ejército serbio,  estaban vedadas a los habitantes de las áreas protegidas que no podían abandonar la reserva ni recibir visitas. Las razones aducidas fueron que, caso contrario, se hubiera producido un éxodo masivo que hubiera desestabilizado aún más la región, y probablemente hecho avanzar aún más a las fuerzas serbias. En las palabras de Bill Clinton (que de todos modos, como Sacco agrega con negra ironía, aprobó el proyecto), las áreas safe area 2protegidas se convirtieron en un eufemismo de “galerías de tiro al blanco”. Efectivamente, la vida en Gorazde durante tres años consistió en tener que cruzar las calles (o lo que quedaba de ellas luego de los intensos y frecuentes bombardeos) bajo el constante fuego cruzado de francotiradores serbios apostados en las colinas que circundan la ciudad. Muchos de estos tiradores eran además viejos vecinos de casa, escuela y amigos de familia de los habitantes de Gorazde, ya que hasta la separación de Yugoslavia serbios y musulmanes convivían pacíficamente en toda Bosnia. Lo que esto implica es que los tiradores conocían perfectamente no sólo la identidad de sus víctimas sino también sus costumbres, a qué hora salían de casa, adónde iban, y sobre todo, dónde encontrarlos.

safe area 3Con el correr del tiempo, la situación sólo empeoró. Las negociaciones de paz se estancaban cada dos por tres y los raids serbios se sucedían impunemente, mientras los recursos y necesidades básicas de la población (alimento, agua potable, electricidad, ropa, medicamentos, etc.) llegaban a límites extremos. Cuando después de tres años las fuerzas de la UN empezaron a retirarse de algunas de las áreas como Srebrenica, las fuerzas serbias ingresaron y exterminaron a la población restante en lo que fue quizás el genocidio más brutal de la historia contemporánea. A mediados de 1995, los habitantes de Gorazde, muertos de hambre, enfermos, desamparados y luego de safe area 4tres años de frágil sobrevivencia,  tenían por un lado que enterarse de la masacre de Srebrenica, y por el otro ver cómo las fuerzas UN se retiraban de su ciudad. Todo lo que podían hacer era sentarse a esperar que llegaran los serbios a degollarlos, ya que no podían escapar de su “área protegida”. Tras unos meses de desesperada incertidumbre, nuevos acuerdos surgieron, las fuerzas serbias detuvieron su avance y el corredor a Gorazde fue parcialmente reabierto, permitiendo la llegada de periodistas como Sacco, que fueron recibidos por los sobrevivientes como celebridades o divinidades de un mundo exterior con el que ya habían perdido toda esperanza de volver a mantener contacto.

safe area 5Safe Area Gorazde relata los encuentros y conversaciones que Sacco tuvo con los habitantes del pueblo, en los cuatro viajes que llevó a cabo entre el fin de 1995 y el principio de 1996. Como todo pueblo o microcosmos que se precie, Safe Area Gorazde es pletórico de personajes extravagantes pero humanísimos, imperfectos pero queribles. No faltan los locos que cantan Hotel California a voz en cuello por las calles, los maestros que siguen enseñando trigonometría  en aulas bombardeadas a chicos que no saben si mañana van a estar vivos, o las adolescentes cuya única ambición en la vida parece ser conseguir que alguien les traiga desde el exterior jeans o zapatillas importadas. El estilo de dibujo de Sacco se corresponde perfectamente con el tono de la narración: simple y descriptivo,  en estricto blanco y negro,  como si tratara de representar en imágenes la objetividad que es requisito fundamental del periodismo serio. Nadie ni nada es muy lindo, pero tampoco grotesco. En realidad, el personaje más caricaturizado es el de Sacco mismo, que con mucho sentido del humor se dibuja irremediablemente narigón y con anteojitos a la John Lennon que nunca permiten ver sus ojos, lo que le da un aire de yanqui medio perdido y medio salame, y sobre todo, absolutamente incapaz de ayudar a esta pobre gente. Más allá de esta poco halagadora representación del poder de la prensa, está claro que Sacco no sólo no tiene un pelo de tonto sino que además posee firmes opiniones políticas -que se hacen evidentes a lo largo del libro, a pesar de su supuesta imparcialidad- pero que trata de no insistir con ellas, sino dejar que sus protagonistas hablen por sí mismos. De esta manera, Safe Area Gorazde, como concepción del reportaje periodístico, se coloca mucho más cerca del direct cinema de Wiseman o de los hermanos Maysles que de los noticiarios televisivos actuales.

safe area 6Otro aspecto a resaltar del libro reside en el respeto y la sobriedad con los cuales son discutidos los numerosos actos de violencia,  mencionados en brutal detalle pero raramente dibujados. Si un testigo dice a Sacco que le mataron a toda la familia, Sacco prefiere dibujar al testigo hablando, no la escena de la masacre. Sólo dibuja lo que él ve, o lo que le describen, que en general son escenas después de los ataques (ya que durante los mismos la gente se quedaba naturalmente encerrada en el sótano): cadáveres tirados por las calles y los puentes, casas sin techo ni paredes, gente corriendo, gente llorando, gente gritando. Nada más alejado de la representación de hiperviolencia irónica que domina el cine y la historieta norteamericana (y no sólo) hoy, o de la confusión entre documental y sensacionalismo que ofrece la televisión, ya sea a través de reality shows extremos o de cadenas de información reputadamente serias. De hecho, uno de los momentos más escalofriantes del libro es cuando Sacco y otra periodista son invitados a ver  -en realidad, a ver si querían comprar- un video clandestino filmado por los bosnios con escenas de varias masacres que hasta la CNN había juzgado “demasiado cruento” para dar al aire. Toda la secuencia está dibujada desde el lado de atrás del televisor y nunca vemos lo que pasa en la pantalla, aunque es relatado enfáticamente por el desaforado dueño de casa, y sobre todo se transparenta en las expresiones de incredulidad y repugnancia mal contenida de los pobres periodistas sometidos al tormento de imágenes.

palestineVolviendo a nuestra discusión inicial sobre la posición de Sacco en el mapa de la historieta actual, es curioso notar que la contratapa de Safe Area Gorazde identifica al libro como “Current Affairs / History”, presumiblemente la categoría por la cual tiene que ser catalogado en bibliotecas y librerías. Esta clasificación no siempre es respetada, y es frecuente encontrar las obras de este autor al lado de las colecciones DC o Marvel. La legitimización cultural de la narrativa de historietas (el famoso “arte secuencial”) como válida para cualquier tipo de argumento aún tiene un buen trecho por recorrer. Sin embargo, después de la lectura de Safe Area Gorazde uno tiene la impresión de que quizás no sea tan importante preguntarse las razones por las cuales la historieta aún no goza del respeto que se merece (que son las mismas de siempre), sino más bien reflexionar acerca de por qué este medio resulta tan insospechadamente apropiado y persuasivo a la hora de analizar temas tan espinosos y laberínticos como la guerra de Bosnia.

safe area 7Lo primero que sorprende es el gran margen de credibilidad que uno, casi sin darse cuenta,  inmediatamente otorga a las distintas voces presentes en el libro. Acostumbrados a la desconfianza generalizada que produce nuestro mundo mediático, digitalizado y homologado en cadena, el reportaje en historieta crea una sensación de sinceridad, tan extraña como bienvenida, que resulta muy difícil de encontrar en otros medios. Paradójicamente, esa impresión deriva no de una presunta verosimilitud con la realidad, sino de su obvia distancia de la misma. El dibujo de historieta es de por sí construcción, nunca retrato. Por esto mismo, no puede asumir un rol de observador imparcial y omnipotente como el cine y la televisión, que a través de convenciones narrativas establecidas en sus comienzos (el así llamado “estilo invisible” de Hollywood) y hace largo rato naturalizadas prácticamente como la percepción misma, muy a menudo se autoproclaman como divulgadores de la verdad objetiva y absoluta. Las historieta no se naturaliza, no se disfraza de imparcial: representa siempre un punto de vista parcial, humano, a veces errado, siempre discutible. En estos tiempos de globalización de recursos y opiniones, un medio tan primitivo (en el sentido de simple: tinta y papel) como la historieta improvisamente se ha vuelto un espacio de opinión personal de difusión masiva, de esos que quedan pocos.

safe area 8Creo que la credibilidad y sinceridad que tanto impresionan al lector de Safe Area Gorazde nace de estas razones, del darse cuenta de estar de frente a una opinión personal, de la opinión de alguien que se preocupa realmente por lo que está diciendo y dibujando, que se preocupa por investigar su material y que se preocupa por el modo en el cual lo presenta a sus lectores, a los que no les exige sumisión sino que les pide atención ante un problema de serias consecuencias internacionales. Encima, cuando estas opiniones son manifestadas por alguien del talento y la inteligencia de Sacco, el resultado final es un análisis brillante sobre cuestiones graves e ineludibles de los tiempos que nos toca vivir, como la resurgencia de la xenofobia, la intolerancia religiosa, la incapacidad de los organismos internacionales de paz y desarrollo. Como si fuera poco, su trabajo es un ejemplo de lo que debe ser una investigación periodística o histórica. Por último, a través de los retratos de los habitantes de este pueblito víctima de la historia, Safe Area Gorazde es por sobre todas las cosas un fantástico compendio de las virtudes y defectos que hacen que los seres humanos sean los bichos complicados, terroríficos y maravillosos que somos. Un libro extraordinario, de lectura más que recomendada, necesaria.

Existe versión castellana editada en España por Planeta DeAgostini.

Para leer una entrevista a Joe Sacco en el suplemento Radar (2007), clic aquí.

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